Cuando el cáncer llega a nuestra vida hay que poner el cuerpo y lo que eso significa, “cambios corporales”. El cambio implica dejar atrás algo, ya sea un hábito, una etapa o una situación, lo que puede generar un proceso similar al duelo, con emociones como tristeza y nostalgia. Duelo por el cuerpo sano. Duelo por las actividades que podía realizar y ahora no. Duelo por los alimentos que podía consumir y a partir de ahora ya no.

Somos animales de costumbre y una vez que se han establecido ciertos hábitos, el esfuerzo para generar nuevos aprendizajes puede parecer muy alto y nos aferramos a lo conocido para rentabilizar el esfuerzo invertido.

Algo que me pasó a mí es la dificultad para afrontar los cambios corporales. Muchas mujeres tenemos rollos con nuestro cuerpo ya que la imagen corporal es una construcción social.

El cáncer no duele pero cuando se inician los tratamientos como a quimioterapia el médico te advierte que se vienen cambios fuertes como la caída del cabello, los dolores musculares, los malestares gástricos, el cambio en la alimentación, en el sueño, en el humor, en la energía, en el peso. Aceptar los cambios y habitar un nuevo cuerpo no es sencillo.

Una amiga me dijo date tu tiempo, yo digo hay que ser amable con uno mismo y mi psicóloga me dice hay que bajar la auto exigencia.

¿Cómo lo logramos?

Algunos consejos que dan los profesionales en psicooncología son:

  • Hacer actividad física, yoga, Pilates, caminata, es conocido el efecto del ejercicio sobre el estado de ánimo y el aumento del sistema inmunológico.
  • Cuidar la alimentación, probar distintas recetas, experimentar sabores mejora los malestares gastrointestinales.
  • Armarnos una nueva rutina diaria nos organiza y regula nuestra ansiedad.
  • Hacer tribu, conectarnos con otras personas que estén pasando por lo mismo o que lo hayan pasado nos hará sentir más acompañados en nuestro proceso. Hablar de lo que nos pasa es sanador.
  • No dudes en consultar con un profesional en psicología si vez afectada tu autoestima, hacer terapia puede fortalecerte.

Ser asertivo también puede ayudarte a afrontar situaciones que te generan preocupación es importante poder pedir ayuda y saber que tenés derecho a ser tratado con respeto.

Cada uno vive su proceso de manera única, date permiso para hacer frente a estos cambios de la manera que mejor funcione para vos.

Soy Rosana Ramírez, Lic. En psicopedagogía, fundadora de Crear y Aprender contando mi experiencia como paciente oncológica en tratamiento para que te sientas acompañado en tu proceso.